viernes, 19 de septiembre de 2008


ORIGEN
Los cítricos se originaron hace unos 20 millones de años en el sudeste asiático. Desde entonces hasta ahora han sufrido numerosas modificaciones debidas a la selección natural y a hibridaciones tanto naturales como producidas por el hombre.
La cita más antigua que se conoce procede de China y pertenece al Libro de la Historia (siglo V a. de C.). En este se explica como el emperador Ta-Yu (siglo XXIII a. de C.) incluyó entre sus impuestos la entrega de dos tipos de naranjas, grandes y pequeñas. Ello indica el alto valor que se atribuía a estas especies. La identificación de ambos tipos no puede estar, lógicamente, pero podría tratarse por la distinción explícita del tamaño de pummelos y mandarinas. Hasta el siglo IV a. de C. no se vuelve a registrar otra información. Teofrasto (327-288 a. de C.), escritor griego discípulo de Aristóteles, recoge en su obra Historia de las plantas, una amplísima información sobre más de 500 plantas, fruto de los viajes de Alejandro Magno en su conquista de Asia.
En ellas alude al cidro (Citrus medica L.), especie conocida en Media y Persia al que denomina manzana médica (Malus Medica) y del que describe sus propiedades medicinales y aromáticas, así como los caracteres morfológicos de sus flores. Virgilio (70-19 a. de C.) fue el primer escritor latino que mencionó el cidro en sus Geórgicas, destacando sus características antirreumáticas y como antídotos de venenos. Resulta sorprendente que en la Biblia, en la que se reconocen más de 200 especies, no exista una referencia clara a los agrios.
La complejidad tanto en el origen de los agrios, que probablemente no sea única, como su expansión no debe sorprender. Así, la presencia de agrios en el antiguo Egipto parece evidente aunque no ha sido probada. El arqueólogo francés Loret encontró pinturas en el templo de Karnak, y Killerman identificó semillas de agrios en sus excavaciones del sur de Babilonia, cuya antigüedad las sitúa 4000 años a. de C., estableciendo el autor que los agrios aparecieron en Mesopotamia. Otros autores atribuyen a Grecia la expansión de estas especies por Europa a principios de la era cristiana. Esta idea es rebatida por otros que, si bien no descartan un posible origen de los agrios en Mesopotamia, compartido con Palestina, argumentan una malinterpretación de Teofrasto, quien localiza su origen en Persia y que sólo posteriormente Grecia perteneció al reinado persa, lo que no justifica su presencia en la península helénica. Arabia, para algunos autores, es el origen último de los agrios.
Durante el Imperio Romano la cultura agrícola progresó notablemente, pero es fácil localizar los agrios en los escritos de la época. Así el gaditano Columela (siglo I d. de C.)en su Historia Natural cita diversos aspectos relacionados con las características, cultivo y propiedades del cidro. Más tarde, Palladio (siblo IV d. de C.) explica en su Tratado de Agricultura labores agrícolas propias del cultivo del cidro, como transplante, reproducción, poda, riego, fertilización ..., que el mismo había experimentado en sus plantaciones de Nápoles y Cerdeña.
La cultura griega también cita a los agrios en sus escritos de principios de la Era Moderna. Dioscórides de Anarzaba, hacia los años 60-70 d. C., describe en su Materia médica las propiedades medicinales del fruto y la semilla de la naranja, y Galeno de Pérgamo (130-210 d. de C.) recomienda su corteza como tónico estomacal. En su obra Histoire naturelle del oranges, los franceses Riso y Poiteau describen el origen y expansión de los agrios según la mitología griega. De acuerdo con estos autores, la más antigua noción que se tiene sobre los agrios se halla unida a las expediciones de Heracles, a quien se le atribuye la conquista de las manzanas de oro del jardín de las Hespérides.
En China existen gran cantidad de alusiones a los naranjas y limones en los escritos de la Era Moderna. Chi-Han en su libro Plantas de la región del sureste, escrito en el año 304 d.de C., describe los naranjos, limoneros y mandarinos, junto con lo que se podría denominar primera cita bibliográfica sobre el control biológico de plagas al recomendar la colocación de bolsas llenas de unas hormigas amarillo-rojizas, en las ramas de los árboles, capaces de comerse una gran cantidad de insectos dañinos para éstos. Por otro lado, Han Yen-Chih en su obra El tratado de las naranjas, escrito en 1179, describe con detalle hasta 27 variedades de naranjos, así como técnicas de vivero, transplante injerto, riego, reconocimiento de plagas, enfermedades y alteraciones, y refiere algunas de sus propiedades medicinales.

1 comentario:

cultivo de aguacate dijo...

me gusto tu investigacion poro averigua sobre las variedades que se dan en el cauca